Caridad Núñez

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El viernes 12 de junio de 2015 en horas de la tarde, falleció nuestra querida enfermera de Centro de Reumatología Caridad Núñez.

La China como todos la llamábamos afectuosamente, comenzó a laboral en la consulta externa de reumatología en el inicio de la década del 80, responsabilizándose inmediatamente con la consulta de sales de oro para pacientes con artritis reumatoide y artropatía psoriásica, donde se mantuvo organizando sus archivos e historia clínicas de los más de 1000 pacientes que se atendían sistemáticamente en ella, hasta que dejo de administrarse ese medicamento en el servicio. Paralelamente colaboraba en la aplicación de plasmaféresis terapéuticas, salón de bloqueos radiculares e infiltraciones articulares y consulta de post operados y curaciones  de ortopedia vinculados a reumatología.

De la casuística de casos asistidos y tratados en su consagrado y abnegado trabajo durante años,  nos nutrimos muchos de los especialistas formados en el servicio  para realizar nuestras tesis de terminación de residencia, y siempre tuvimos su disposición para colaborar en las arduas faenas de recogida y tabulación de datos, así como la localización, pesquisaje y seguimiento de todos los pacientes que incluíamos en las mismas.

A pesar de estar severamente enferma desde muy joven de una afección cardiovascular y su padecimiento crónico de asma bronquial, que le motivaron varios ingresos en estado de máxima gravedad, siempre supo cumplir con su tarea de ayuda y asistencia al sinnúmero de pacientes que necesitaron de sus recursos, así como formar y mantener su familia, lo que tenía prescrito por indicaciones médicas, de la que se sentía orgullosa al haber graduado a su hijo de una carrera universitaria. de la que se sentía orgullosa al haber graduado a su hijo de una carrera universitaria.

Trabajo hasta los últimos días de su vida, administrando y organizando la consulta de metotrexate, con la que se responsabilizó cuando dejaron de administrarse las sales de oro; su carisma y sabio sentido de la responsabilidad en las labores que le fueron asignadas, nos hará recordarla como una enfermera y colega imprescindible, de la que todos los que la conocimos nos sentimos orgulloso. Su cadáver fue cremado y sus cenizas dispersas en los predios de las salas Martínez Dominguez y Julio Antonio Mella por voluntad propia, y allí la recordaremos siempre con su cofia y bata blanca impecable, ayudando con su alma y sus manos a algún enfermo.

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