Artritis reumatoidea juvenil

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Lo que más sorprende a muchas personas, como le ocurrió a este columnista, es conocer que dolencias como la artritis reumatoidea no constituyen un problema exclusivo de los adultos y de las personas de la tercera edad, sino que afecta asimismo a la población infantil y adolescente de ambos sexos.

Foto:CAOProfesora Dolores Cantera Oceguera, miembro del Servicio de Referencia Nacional de Reumatología Pediátrica, con sede en el Hospital Docente Infantil Pedro Borrás, en Ciudad de La Habana.

En la actualidad ha quedado incluida dentro de un grupo de enfermedades articulares denominado Artritis Idiopática Juvenil, término empleado en Medicina (idiopático) para aludir a dolencias cuya causa se desconoce.

La profesora Dolores Cantera Oceguera, especialista de segundo grado en Reumatología, comienza por definir que artritis significa, literalmente, inflamación de una articulación, y señala que esta alteración produce también dolor, calor, rigidez (entumecimiento), disminución de la movilidad y, en algunos pacientes, deformidad e invalidez.

—¿Por qué el "apellido" de reumatoidea?

—Reumatoidea viene de reumatoide. El término "artritis reumatoide" quedó establecido desde la antigüedad para diferenciar a la gota (artritis provocada por el depósito de cristales de ácido úrico en el interior de la articulación) del reumatismo. Es común por ello que para nombrar las manifestaciones y otros aspectos relacionados con la enfermedad se utilice el término reumatoidea. No es un error. Es una enfermedad crónica con características propias, no es una consecuencia de otra afección.

—¿Podría establecer la diferencia entre artritis y reumatismo?

—Artritis es una inflamación objetiva de una articulación y reumatismo es el término utilizado para referirse a las enfermedades inflamatorias y degenerativas de las articulaciones, huesos, músculos, tendones o bursas.

—¿Factores genéticos, hereditarios, u otros, estarían implicados en el desencadenamiento de la artritis reumatoidea juvenil?

—No es una enfermedad hereditaria pero puede existir algún miembro de la familia que padece ese tipo de enfermedad u otras afines. La causa es desconocida. Sin embargo, existen factores genéticos que predisponen a padecer la enfermedad y se combinan con agentes ambientales (infecciosos), traumas físicos (caídas/accidentes) y emocionales (divorcios o ausencia de seres queridos, violencia familiar). Se piensa que la artritis comienza por una respuesta anormal del sistema inmune, donde se pierde la capacidad para reconocer lo ajeno de lo propio, aparece un proceso inflamatorio de forma primaria en la membrana sinovial de las articulaciones y en otras estructuras formadas todas por tejido conjuntivo. Por eso se le llama enfermedad autoinmune, es decir: que el propio sistema inmune es el que reacciona contra algunas estructuras sanas del paciente.

—¿Es frecuente? ¿Qué síntomas darían una voz de aviso?

—Es la primera causa de artritis crónica en la población menor de 16 años; se comporta como una artritis persistente por más de seis semanas, a pesar del tratamiento impuesto por el médico de asistencia en la primera etapa. La ausencia de respuesta clínica se convierte en la primera alarma. El niño mejora pero no regresa a la normalidad, o se suman otras articulaciones con el paso de los días o semanas. Pueden aparecer, además, fiebre, cansancio fácil, pérdida del apetito, irritabilidad, dificultad para caminar o utilizar la articulación afectada en las mañanas al despertarse, aunque mejora con la actividad, así como la presencia de ojos enrojecidos sin secreción en algunos pacientes.

—¿Son una o son varias las articulaciones que se ven comprometidas con este padecimiento?

—Depende de la forma clínica, que transita desde una articulación hasta varias que se pueden sumar mientras se está expresando la enfermedad. Para los más pequeños lo más importante es la vigilancia de las manifestaciones oculares (ojo rojo).

—¿Qué procederes se requieren para establecer el diagnóstico?

—El diagnóstico es esencialmente clínico. El interrogatorio y el examen físico representan las mejores herramientas. El examen oftalmológico con lámpara de hendidura es imprescindible en todos los pacientes.

—¿En general se conoce cómo evolucionan estos enfermos?

—El curso clínico es variable: desde muy activos de difícil control, hasta los que combinan crisis de inflamación con largos periodos de mejoría (inactivos). Se estima que el 70-80% de los pacientes entran en remisión completa de las crisis inflamatorias cuando han llegado a la edad adulta.

—¿Existe algún tratamiento curativo o al menos de control para esta enfermedad?

—El tratamiento es complejo: solo se logra el control de las manifestaciones clínicas. Hasta el momento no existe terapia que cure la enfermedad.

—¿Resultan beneficiosos los programas de fisioterapia y rehabilitación articular?

—El tratamiento es interdisciplinario. El reumatólogo es el coordinador principal, así como el oftalmólogo, en aquellos pacientes que expresan daño ocular. La familia es esencial, al garantizar el mejor apoyo con los fármacos, las técnicas de rehabilitación precoz y de forma permanente.

JOSÉ A. DE LA OSA
delaosa@granma.cip.cu

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